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Y el Niño Jesús nació en el Convento de Santa Clara

Alegre, emotiva y exultante resultó la misa de Nochebuena celebrada en la Capilla del Convento de Santa Clara, oficiada por el Padre Valentín Fuentes Calvo, SDB. El Niño-Dios nació en una Iglesia llena de fieles deseosos de participar del nacimiento de Jesús para adorarle y besarle. La Iglesia estaba decorada con exquisitez, con el Niño-Jesús en el Centro, escoltado por numerosos cirios y flores.

Por primera vez, el Niño-Dios que presidía el presbiterio era el que amorosamente porta a diario en su brazo izquierdo Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, Titular letífica de  la Antigua y Franciscana Sección de Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento de nuestra ciudad, engalanada con un hermoso vestido celeste alusivo a su Concepción Inmaculada, privilegio otorgado por Dios a la que debía ser su Madre. Ella, la Virgen, portaba en la mano en la que habitualmente muestra a su Hijo, tres azucenas, en reconocimiento de su triple virginidad (antes, durante y después del parto), misterio de fe católica proclamado en el Concilio Lateranense, bajo el pontificado del Papa Martín I, en el año 649, y también en el Concilio III de Constantinopla, en el año 680.

La Misa resultó especialmente hermosa. Por primera vez, en el Convento, tras el Saludo de Entrada, se proclamó “La Calenda: el Pregón de Navidad”, que realizó un adorador nocturno de Jesús Sacramentado, con tal alegría, que pareciera que realmente estaba presente en el presbiterio, Jesús recién nacido.

La Comunidad de Hermanas Clarisas, radiantes de felicidad, proyectaron su alegría en los bellos cantos de la misa pastorella, con música compuesta por Fray Bernardo Mora, siendo el canto de Entrada, el villancico: “La Navidad es Dios recién nacido”.

Precisamente durante el canto del Gloria, se encendieron los dos cirios que acompañaban a la tierna imagen del Niño, como símbolo de su presencia entre nosotros desde ese mismo momento. Idea que remarcaba el Salmo responsorial cantado por las Hijas Pobres de Santa Clara: “Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”.

Tras las lecturas, el Padre Valentín realizó una bella homilía glosando la excelencia de la noche santa de la Navidad, así como el significado de la celebración para la Iglesia y para la sociedad actual, tan apartada de todo lo religioso.

La Iglesia se llenó de los bellos sones del Aleluya y en el Ofertorio, el bello villancico: “Noche de Dios, noche de Paz”. Especialmente solemnes y alegres fueron los cantos del “Santus” y el “Agnus Dei”.

Ya durante la Comunión, las Hermanas Clarisas interpretaron el villancico: “El Niño-Dios ha nacido en Belén, Aleluya”, y como eran numerosos los fieles que participaron de la Eucaristía, cantaron también un bellísimo villancico compuesto para la Comunidad de Alcalá por Fray Eduardo Calero, con letra franciscana. Este villancico lo interpretó la Comunidad de Clarisas de nuestro pueblo, por primera vez, en 2010 en un encuentro con el Cardenal Fray Carlos Amigo Vallejo, en San Juan de Aznalfarache, y posteriormente en su visita a Asís.

Tras la Misa, el Padre Valentín, dio a besar al Niño Jesús, que se mostraba en esta ocasión solamente en pañales, sin su habitual túnica, a los numerosos fieles que llenaban el templo. Su menuda pero simpática imagen, creación magistral de la escultora utrerana Dª. Encarnación Hurtado, sus rasgos dieciochescos, su dulce mirada hacía en este momento de la adoración, que cobraran plenitud las dos palabras más repetidas en estos días: Feliz Navidad.