Crónicas

Solo Amor en la cruz – Crónicas 2011


En silencio, solo, clavado en la cruz. Así te encontré este año Señor mío. Solo entre tanta gente, entre tantos altos capirotes, entre tanta blancura de pureza. Solo te escuché señor, tu último aliento, a pesar de los rezos de mis hermanos por aquellos que no pudieron acompañarte en ese momento…  Ese momento único y personal.

Te miré y veía como abrías más tus brazos, para abarcar más Amor. Abrías más los brazos para perdonar más. Pero seguía viéndote solo. Solo entre tantos iris morados, entre cuatro hachones que te custodian como aquellos cuatro evangelistas qué juraron transmitir la palabra de Dios por el mundo, pero seguías estando solo.

Este año no volvistes a sentirte aliviado por costaleros que te llevan siempre de frente, como si de la misma cuadrilla de hermanos que te sacó por primera vez en Alcalá. Este año, no pudiste sentir el silencio y la elegancia de la fe por las calles de Alcalá. No pudimos verte dar Amor ni verte expirar por la calle Pérez Galdós.

Pero este año te vi solo, más que nunca. Te vi maltrecho, como si vivieras en este mundo y estuvieras sufriendo las penurias que asolan en la actualidad. Te vi solo, este año  especialmente, porque no pudo tu Madre acompañarte, porque no pudiste pasar delante de Ella ni de tu discípulo amado.

Por eso Señor, te encontré más solo. Tu Amor no vio este año la Amargura del dolor de una madre. Amargura de una madre entregada a su hijo, con San Juan como único consuelo este año.

Este año Señora, la pureza inmaculada de las túnicas blancas de tus hijos no pudieron acompañarte. No alcanzaste bajar de las alturas a través de una rampa que te lleve al pueblo de Alcalá.  Este año no pudo San Juan ir consolando a las Madres que tenga alguna situación difícil por algún hijo suyo. Y no se María, como consolarte ante tantísima Amargura.

Por eso Señor, este año te vi tan huérfano, tan escarnecido en la Cruz sin el llanto de tu Madre. Te notaba solo sin tus fieles dando ejemplo de estación de penitencia y siempre esperando tu  Amor. Esta vez, te sentí más solo sin tu Madre que llora acompañada de San Juan en San Sebastián esperando de nuevo bajar al pueblo de Alcalá y sentirse más arropada que nunca.

No pude sentirte Señor, no pude aliviarte tus penas por primera vez. No pude dar testimonio de fe por esta vez, como me enseño mi padre y como me enseñó mi abuelo. No pude quererte a través del madero para poder llevar Amor a las calles de Alcalá.  No sabía lo que hacer Dios mío para no encontrarte solo.

Y ante esto, este año Señor, solo encontrábamos Amor en la Cruz…Amor de Dios.

Bernardo Hermosín Calderón
Costalero del Santísimo Cristo del Amor