Entrevistas JMJ

“La juventud no debe cerrarse a la posibilidad de creer en Jesús”

Es la última charla que mantendremos y el patio del Colegio de los Salesianos será el testigo. Cuando acabemos, miles de kilómetros comenzarán a separar sus vidas de la de los alcalareños -aunque técnicamente en Madrid volveremos a estar juntos en el mismo recinto, e incluso allí, las calles madrileñas serán testigos de reencuentros- que han tenido la dicha de compartir cuatro magníficos días con un grupo que ha enseñado cómo viven la fe de una manera muy particular, con la canción como mejor método para llegar a Dios. Suenan las campanas de fondo, la torre del Santuario del Águila anuncia que la Patrona ya busca el encuentro con Alcalá. La conversación comienza, ya hay confianza. Para cerrar el círculo de entrevistas con motivo de los ‘Días en la Diócesis’ pido la colaboración de las peregrinas con las que compartimos el primer encuentro, y así volver a intercambiar opiniones. Finalmente, sólo están disponibles Mili Corcuera y Cande Costa, a las que se suma Pilar O’Gorman. Comienza así una valoración final, que tiene poco de entrevista y mucho de charla de amigos, y en la que las emociones se dejarán notar.

-JMJ: Han pasado tres días desde nuestro primer encuentro. ¿Qué os vais a llevar de Alcalá aparte de pulseritas y mucho cansancio?
-Mili Corcuera: Muchas cosas, especialmente los recuerdos de los buenos momentos que pasamos compartiendo la alegría con los jóvenes y el cariño de todos ustedes. Es increíble cuán en familia nos sentimos con la gente de Alcalá, cómo es muy fácil ver a Jesús en eso. Yo me llevo a mucha gente nueva que no pensaba que podría querer tanto en tan poco tiempo, y lo digo sin exagerar, es en serio.

-JMJ: Ciertamente, ese cariño es recíproco. Hablando con algunos de los padres que han acogido me decían que “no sabían qué iban a hacer” cuando os marcharais de Alcalá…
-M. C.: ¡Tres días son muy pocos! Tengo ganas de quedarme, tengo ganas de volver y sé que voy a volver
-Cande Costa: Nos llevamos un montón de gestos, la gente ha sido muy atenta siempre, para divertirnos, para lo que necesitaremos. Hemos compartido cosas que no hemos vivido en ningún otro lado.
-M.C. : Una acogida así es un ejemplo. Si alguna vez nos toca en Buenos Aíres sabremos cómo hacer las cosas y vamos a querer hacerlo todo tan bien como lo hicieron ustedes. Se nota que lo han preparado muy bien y que pensaron en todo.

-JMJ: Hablando con Antonio Guerra, párroco de San Agustín, nos decía que “Alcalá había cambiado” con vuestra presencia aquí, al igual que nosotros cambiaremos cuando viajemos a Madrid. Pero, ¿qué se puede responder a alguien que te dice: “me habéis cambiando la forma de ver algunas cosas”
-C. C.: Creo que fue más lo que nos cambiaron ustedes a nosotros que al revés. Nosotros venimos viajando, hemos estado por aquí de paso, hemos llegado cansadas y ustedes nos han dado un montón de fuerzas para poder seguir en lo poquito que nos queda de viaje. Además, cuando lleguemos a Argentina vamos a recordar que aunque no nos conocíamos de nada, aquí nos hemos tratado como hermanos, lo hemos pasado excelente. Antes ya nos estuvimos dando abrazos, nos despedimos y estuvimos diciéndonos que los íbamos a extrañar mucho.
-M. C.: Hemos compartido a Cristo, que es el centro de nuestras vidas y eso se ve. ¿Qué mejor manera de compartirte a ti mismo que haciéndolo a través del Señor?

-JMJ: Primero París, después Roma y al final Madrid. ¿De verdad quedará un rincón en el corazón para la gente de Alcalá después de tanto recorrido y tanto viaje?
-M. C.: ¡No diría que es un rinconcito, diría que os guardamos en el corazón entero!
-C. C.: Yo diría que aprendí más en los tres días que pasé aquí que en los siete que estuve en Roma visitando iglesias y museos. Aquí pudimos conocer la religión en vivo, tanto en las iglesias como en la forma de practicarla cada uno más personalmente.
-Pilar O’Gorman: ¡Pero si aquí todos son buenos cómo no os vamos a guardar en el corazón! Si nos habéis dado todo lo que hemos necesitado, si nunca hemos tenido un mal gesto… esto no lo vamos a olvidar jamás.
-M. C.: Además, siempre habéis estado felices, con todo el trabajo que llevaba esto, el cansancio de estar en todo momento pendiente de todos los detalles. ¡Si a mi me ponen a trabajar tanto no sé si duraría tanto tiempo tan feliz!

-JMJ: ¿Pero cómo vais a hablar vosotras de alegría si siempre lleváis una sonrisa dibujada en la cara?
-M. C.: ¡Claro, éramos las servidas! Nos lo pusieron todo por delante siempre, así es muy difícil no estar feliz
-P. O.: ¡Nos contagiaron! Cuando nos dijeron que llevaban desde las seis de la tarde esperando nuestra llegada desde Madrid, era ya de madrugada y vimos con la alegría que nos recibieron…

-JMJ: Bueno, y también leí en alguna red social que una compañera vuestra decía algo así como: “Yo pensaba que era muy buena, pero ahora que he conocido a la gente de Alcalá sé que iré al infierno”
(risas)
-C. C.: Nosotras, en Argentina pensamos que somos muy buenas, pero ahora llegamos aquí, y vemos cómo son ustedes, ¡es un bajón!
-P. O.: Fue increíble de verdad, fueron un ejemplo de amabilidad, bondad, siempre serviciales… aunque parezca que somos exageradas, es la verdad.

-JMJ: Respecto al posible aprendizaje de cómo se vive la religión y la fe allí y aquí. Nosotros nos quedamos muy sorprendidos del momento que pudimos vivir en la Capilla de los Estudiantes de Sevilla, ya que allí, con el Santísimo expuesto en el altar, os pusisteis a cantar de manera espontánea, una compañera vuestra sacó la guitarra y todas la seguisteis. Nosotros aquí no lo haríamos, ya que nos arrodillaríamos ante el Señor, pero no cantaríamos canciones de esa forma que lo hicisteis vosotras. Del mismo modo, también hemos visto mucha más espiritualidad en vuestra forma de vivir la fe.
-C. C.: Bueno, nosotros hablamos mucho con Dios y rezamos cantando. Cada vez que vamos a una iglesia o una capilla hay un canto y esa es nuestra forma de hacerlo. Yo he notado que respetáis mucho las iglesias y las imágenes y en Argentina no lo respetamos tanto; es raro ver a una persona que esté tanto tiempo orando frente a una imagen, valoro mucho que seáis capaz de estar tanto tiempo callados frente a una imagen. De todas formas, el cantar distrae mucho, y a veces estás más pendiente de lo que cantas que de rezar.
Otra de las diferencias que hemos visto es la vida parroquial que tenéis aquí. En Buenos Aíres la religión se imparte en los colegios, la vida parroquial no es tan fuerte. Sí es verdad que tienes una parroquia, vas a ella, pero no conoces a toda la gente de ella. Hemos visto que aquí sois hermanos de verdad.
-M. C. :A mí me impresionaron las imágenes y el respeto que le tenéis, y no podía creer el amor con el que me hablaban de ellas antes de que las viera en las iglesias. Además, vuestra devoción especial a María es otro ejemplo muy grande para nosotras.

-JMJ: Bueno Mili, respecto a lo que dices, los alcalareños que os llevamos a la Basílica del Gran Poder nos fijamos en algo muy concreto y fue en cómo te arrodillaste frente al Señor, cómo lo buscaste, te acercaste lo máximo posible, y le mostraste todavía más respeto que el que le podemos tener los propios sevillanos. Esto nos ha hecho plantearnos a algunos que quizás tenemos más dudas, que al no mostrar tanto respeto es porque no sentimos a Dios tan cerca como puedan sentirlo ustedes.
-M. C. : No, esto no tiene nada que ver con las dudas. Para nosotros las imágenes han sido muy llamativas e impresionantes, entonces cuando me acerqué a Él me fue muy fácil imaginármelo cerca. Cuando vi al Gran Poder, tan cerca, me era imposible no emocionarme, e intenté acercarme lo que más pude al rostro. (Visiblemente emocionada) Sentí que me miraba, y no sabía si alegrarme primero por todo lo que hizo por nosotros, o pedirle perdón por hacerle cargar con la cruz en su espalda.
-C. C. : Yo creo que es al revés (interrumpiendo a Mili, quien ya no puede hablar por la emoción), eso demuestra como que tenemos más dudas. Es algo que hemos hablado las chicas, las imágenes no son común en Argentina, y nosotras buscamos señales físicas todo el tiempo, y el hecho de quedarte mirando a una imagen te hace que no sea tan abstracto el rezo, sino que estás mirando directamente a la cara de Dios. Es por eso por lo que hemos buscado más a las imágenes, porque la verdad es que es más fácil que diciendo sólo “está aquí pero no lo puedo ver”. A mí me sirve para imaginarme que estoy con él, sé que estoy delante de un pedazo de mármol o de madera, pero me ayuda a comunicarme con él.

-JMJ: Después de tanto recorrido, ahora queda Madrid y la JMJ, ¿qué esperáis encontrar allí después de tanto vivido?
-C. C.: Nosotras ya hemos hablado que si tan bien lo hemos pasado en Alcalá, donde somos tan poquitos, y tantas vivencias nos hemos llevado, ¿qué no vamos a vivir allí? Yo espero ver un montón de gente con mis mismas ganas de cambiar las cosas, gente que también tendrá muchas cosas para dar, que me llevaré para Argentina y que sé que no las voy a olvidar nunca. 

-JMJ: Por último, ¿qué mensaje le daríais a la gente joven que tiene dudas?
-C. C.: Lo más importante es no cerrarse a la posibilidad de creer en Jesús, porque hay mucha gente que lo niega sin saber porqué, quizás porque esté de moda no ser cristiano. Es sólo abrirse y dejar que Jesús haga el resto, el que nos busca es Él. También es verdad que siendo jóvenes es mucho más fácil seguirlo si tienes cerca un grupo o una comunidad que te apoye, porque a veces siendo joven es muy difícil ir contracorriente en materia de fe, pero ahí encontrarás gente que lo vive como tú.
-M. C.: Pero una vez que te das cuenta que Jesús te ha llamado, ya es muy fácil seguir el camino. Bueno, no es fácil, pero poco a poco te vas dando cuenta de que te sientes realizada cuando sigues en la senda, y al final también te das cuenta de otra cosa, y es que siguiendo el camino, al final todos podemos ser santos, y así, también, con ese camino, todo es más fácil.
-P. O.: Jesús es el que llama, sí, pero hay que estar abiertos para poder recibir esa llamada, sin un corazón dispuesto a sentir a Jesús no podremos tener fe en Él. Tiene que haber una disposición
-C. C.: Mira, a nosotras nos contaron la historia de que Jesús iba llamando a la puerta de todas las casas, pero que ninguna tenía manija fuera, entonces todas las que se abrían lo hacían desde el interior. Con esto nos quieren explicar que Jesús nos llama a todos, pero que si nosotros no estamos dispuestos a abrirles nuestro corazón, todo será para nada.

Con este mensaje concluye la última charla cara a cara que mantenemos con unas chicas que nos han enseñado a cantar, a reír, a pronunciar correctamente la palabra “fiesta” y con la que nos hemos dado cuenta, más que nunca, que el mensaje de la Iglesia es único y que el amor de Dios es el mismo aquí que al otro lado del charco.
No termina el encuentro sin aprovechar para pedir perdón por tantísimas fotos disparadas, por estar siempre enfocándolas con el objetivo, al igual que ellas me piden que transmita un enorme mensaje de gratitud a todos los responsables de que los ‘Días en la Diócesis’ salieran adelante perfectamente, como ellas dicen “le estaremos agradecidas hasta al que pasó tan sólo dos minutos para ayudar”.