Mañana de nardos y jazmines junto a la Virgen del Águila
Decenas de personas suben con sus ramitos, portan el mejor exorno floral que puede llevar una Virgen, aquel al que le dan forma todos los que día a día se despiertan pidiendo una ayuda a la que está en las alturas, y se duermen dándole gracias por un día más. Decenas de personas suben con sus ramitos, portan nardos y jazmines, que darán el mejor perfume natural que jamás inventara el alquimista más cualificado.
Con días de cuidado en patios y jardines, mimo y esmero en los rincones más inhóspitos de la ciudad, así nace el jazmín que junto a los nardos forman el exorno floral del paso de Santa María del Águila.
Tras la oficialidad y el protocolo de la Función Principal, y con el terno de trabajo enfundado, muchos alcalareños son los que suben hasta el Santuario para ensartar uno a uno los jazmines en sus varetas, niños y mayores, mujeres y hombres, todos colaboran en un proceso laborioso, cansado y lento, pero con altas dosis de romanticismo y tradición.
Mientras, las camareras de la Virgen, las de las tres generaciones con Ella –entrevista aquí-, empiezan a colocar uno a uno los nardos en sus jarras entre la emoción de quien va viendo cómo se crea una obra efímera que verá su explosión de belleza cuando los últimos rayos de sol le den color a la cara de la Virgen una vez traspasado el dintel ojival del templo.
Así transcurren las mañanas del 15 de agosto junto a la Virgen del Águila, así pasan los minutos de espera en un Santuario en el que se configura un paisaje de palomas que aguardan para ser colocadas en el paso, estandartes de otras hermandades que descansan antes de la procesión y de jazmines que anhelan estar junto a la Patrona de Alcalá.