Noticias

Un Jueves Santo de clasicismo

La noche despejada y fría del Jueves Santo caía sobre Alcalá cuando el silente reguero blanco de la Amargura comenzaba a salir de San Sebastián. Una cofradía que se mantiene en la línea de los últimos años, siendo esa primera corporación que va marcando el rictus de seriedad que ha de venir poco a poco hasta el final de la Semana Santa

Su paso por la calle Pérez Galdós, de dulce, y más con la ayuda magestuosa del Coro del Dulce Nombre que interpretó junto al Trío de Capilla Dulce Nombre una pieza directa para el Señor. Por cierto, este momento, en caso de producirse en otra ciudad -como la tan nombrada capital sevillana- se convertiría en lugar de peregrinación obligatoria cada Jueves Santo para cofrades revestidos de rancio abolengo.

La salida del palio de la Virgen de la Amargura, con los nuevos varales de Hermanos Fernández, tenía sobre sí más miradas que nunca por eso mismo, las nuevas piezas de orfebrería. Los varales elevaban en torno a 15 centímetros la altura del palio, dificultando aún más la maniobra de salida. Salió, no sin tensión, pero sí sin problemas, y el público estalló en aplausos, sufridor de lo presenciado, desconocedor del espíritu austero que pretende mantener la Hermandad.

Un último apunte. El exorno floral del paso de Cristo del Amor en el que destacaban las rosas negras, de babero.

Fotografías: Alejandro Calderón