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Alcalá y el Santísimo Sacramento en el Año de la Fe

El viernes, en la Capilla del Monasterio alcalareño de Santa Clara, los asistentes pudieron disfrutar de la V Exaltación Eucarística de nuestra ciudad, que organiza la Antigua Sección alcalareña de la Adoración Nocturna Española. El acto estuvo presidido desde el Sagrario por Jesús Sacramentado, y resultó especial por diferentes motivos.

En primer lugare, se ha celebrado en el Año de la Fe, el exaltador ha sido el Rvdo. P. Manuel María Roldán Roses, Párroco de Santiago el Mayor, una persona dotada de una especial espiritualidad mariana y de adoración al Santísimo, como corresponde a los Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt y contó con la presencia de los adoradores de la Sección Alcalareña de ANE, la Comunidad de Hermanas Clarisas (desde el coro), Hermanas de la Caridad, el Concejal Delegado de Fiestas Mayores, la presidenta del Consejo de Hermandades y Cofradías, la presidenta Diocesana de la Adoración Nocturna Femenina Española, la presidenta de la Sección de Sevilla de ANFE, SS.MM. los Reyes Magos (la Asociación de Amigos de los Reyes Magos de Alcalá de Guadaíra es adoradora honorífica, pues estos fueron los primeros en adorar a Jesús en carne mortal, al cual ahora exaltamos en las Sagradas Especies Eucarísticas) y las representaciones de las Hermandades de Santa María del Águila Coronada, Ntro. Padre Jesús Nazareno, San Mateo, la A.P. de la Divina Misericordia y la A. de Fieles de la Divina Pastora de las Almas.

El presentador, el profesor Francisco Burgos Becerra, sorprendió al exaltador, leyendo la carta que había recibido de Monseñor Dr. Peter Wolf, Rector General del Instituto Secular de los Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt.

La V Exaltación de la Eucaristía en este Año de la Fe ha tomado como línea los aspectos doctrinales de la Eucaristía, es decir, ha pretendido ser una fundamentación teológica de este Misterio entre los misterios de la fe. Por eso, la disertación partió de una pregunta sobre la fe: ¿qué es la fe? o ¿qué es tener fe? Para responder que la exigencia de la fe se basa en un primer “momento teológico” en la confianza “ciega” en Dios, y en un “segundo momento” en la aceptación de lo que ese Dios en quien confiamos nos propone en la Revelación. En este doble sentido de la fe se enmarca la fe en los Sacramentos cristianos, que por eso son llamados en verdad “Sacramentos de la fe”.

Centrando en un segundo capítulo la disertación en la Eucaristía, se comenzó por la apología de la defensa real de Cristo en la Eucaristía, “presencia permanente” y no solo real. Esta presencia real permanente de Cristo en la Eucaristía es lo que convierte a esta en el Augusto Sacramento, o en el Santísimo Sacramento, al cual todos los demás sacramentos están ordenados. La reflexión teológica al considerar este Sacramento como el Santo Sacrificio en virtualidad de la Consagración eucarística de las especies de pan y vino. La Eucaristía será pues, el sacrificio de la cruz, en el que Cristo actúa, a través del Ministro Ordenado, como sacerdote, y también como Víctima y Altar. La Eucaristía es también el Sacrificio de la Cena, que al ser Pascua, es un auténtico Sacrificio.

Por esto mismo, la Eucaristía es el Sacrificio de la Misa, memorial de la Institución eucarística, y La Eucaristía es el Sacrificio de la unidad, ya que realiza la unión de todos los hombres con Dios, rota por el pecado, y de los hombres dispersos entre sí, formando un solo Cuerpo. La Eucaristía es el Sacrificio de la Iglesia, pues es el Cristo entero, Cabeza y Cuerpo, quien ofrece este Sacrificio.

Si la Eucaristía es el Sacramento por excelencia, no sólo debe ser celebrada, sino también adorada. La presencia real es permanente y fuente de bendición para toda la Iglesia, y en esta adoración es donde toma su carisma específico, su razón de ser, su vocación dentro de la Iglesia, la Adoración Nocturna Española. Así su ideal bien puede definirse como el descubrir y desarrollar -como signos exponenciales de la comunidad cristiana- la dimensión contemplativa de la liturgia eucarística, o lo que es lo mismo, la adoración de la Eucaristía con total gratuidad y espíritu de alabanza.