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Resumen 2011: Cuando una juventud firme en la fe inundó Madrid

A la juventud cofrade se le tacha en no pocas ocasiones de estar algo apartada de la Iglesia y su doctrina. A los jóvenes se les achaca el hecho de ir poco a misa a no ser que sea para cultos o actos de sus propias hermandades. Sin embargo, este hecho demostró no ser del todo cierto en el mes de agosto.

Una centena de jóvenes alcalareños se pusieron rumbo a Madrid para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud junto a Benedicto XVI. Jóvenes de todas las hermandades que no representaban a éstas, sino a toda la juventud católica que día a día debe callar ante los ataques de una sociedad que lleva un camino distinto al que siguió Cristo.

De esta manera, chavales de todas las parroquias alcalareñas se encontraron en la capital de España para hacer una protestación pública de la Fe que duró varios días. Desde las catequesis de la mañana y hasta las procesiones del Vía Crucis de Cibeles, pasando por los cánticos religiosos de distintos lugares del mundo, todo lo que se vivió allí fue Evangelio.

Especialmente destacable fue la Vigilia en Cuatro Vientos. Una enorme tormenta sorprendió a los peregrinos que se encontraban en el aeródromo, mientras que el Sumo Pontífice ya había comenzado la oración en el magno altar preparado para la Vigilia y la Eucaristía del día siguiente. El hecho de estar a la intemperie y el estar rodeados de una gran cantidad de antenas de televisión, así como la caída de algunas estructuras metálicas hizo que los jóvenes pasaran algunos momentos de miedo. Pero como dice el refrán, después de la tormenta llega la calma, y así fue. El más de un millón de jóvenes que allí se dio cita pudo rezar ante el Santísimo en las distintas carpas instaladas por todo el recinto y pudieron dormir entre sonidos de tambores, timbales y más cánticos.

Pero en este repaso de la JMJ no podemos olvidarnos de los ‘Días en la Diócesis’, una actividad que permitió a los jóvenes alcalareños compartir cuatro intensos días junto a un centenar de chicas llegadas de Argentina y a una decena de jóvenes católicos de México. Una experiencia inolvidable que ayudó a todos los que participaron en las actividades el compartir distintas formas de ver a Jesús y distintas costumbres en cuanto a materia religiosa se refiere.