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¿Religión vs. Carnaval?

No son pocos los creyentes y cofrades que piensan que el carnaval al ser una fiesta meramente pagana, ocupa el lugar más alejado de todo lo relacionado con la religión, pero ni es así, ni así lo ve la gran cantidad de cofrades, y no menos de creyentes, que combinan la creencia en Dios con la afición por el carnaval.

Si bien es cierto que en el caso del Carnaval de Cádiz podemos encontrar un sinfín de pasodobles -las composiciones musicales con las letras más serias y críticas- que critican duramente a la Iglesia y al Sumo Pontífice, también hay algunos casos en los que los autores de comparsas dan rienda suerta a la pluma para escribir pasodobles en los que esgrimen argumentos para defensar a los cristianos y ser creyentes.

Éste es el caso de Luis Rivero, hermano mayor de la Hermandad del Despojado de Cádiz, afamado autor de comparsas que atesora en su haber un primer premio en el año 2003 con la comparsa ‘Guadalupe’. Rivero se presentó en la pasada edición del COAC (Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas) con la comparsa ‘Los defensores de Luis’, representando a un grupo de mosqueteros defensores del rey. En la sesión de cuartos de final, la comparsa cantó uno de los pasodobles que más recordarán aquellos que tienen la dicha de compartir la creencia en Dios con la afición por el Carnaval. Durante todo el pasodoble, el autor va apuntando razones por las cuales él se considera creyente y por las que le servirá haber creído en Dios una vez que llegue su muerte.

La letra

Cada vez que digo que yo soy creyente,aparece algún valiente que me juzga
con la voz cobarde del intransigente
que surge siempre de la censura.

Esos que presumen ser inteligentesy van buscando su razón en la incultura porque no entienden que la fe me haga más fuerte
que simplemente es un invento de los curas,
que surge nada más,
que surge por el miedo hacia la muerte.

Y a quién se ofende si le doy gracias a Dios,
y a quien se ofende si le pido protección,
que más me da quien me comprende
si el creer me hace más fuerte y me hace ser mejor persona.

Si a Dios lo encuentro solamente en el amor,
y no en las manos indecentes
que se justifican si le adoran,
y en las manos pederastas
ni de aquellos que mataran
ni juraran en su nombre.

Dios está en las manos del que ayuda,
del que no pregunta nunca
y que perdona los errores.

Ese es el Dios que me llena,
ese es el Dios que ilumina,
y si en el mismo día en que me muera
compruebo de verdad que no existiera,
la misma fe que muchos tirarían,
si me hizo ser feliz toda mi vida,
ya habrá valido la pena,
ya habrá valido la pena”.