Las luces de la Virgen
Cuando el director de este portal me propuso hacer una crónica que quedara como archivo de lo ocurrido este pasado 14 de junio parecía tener las ideas muy claras y me puse manos a la obra. Comprendan ustedes que esta es mi visión y que por supuesto, no se tiene que corresponder con la del lector. Eso sí, el cronista estuvo desde una hora antes de que comenzara el primer traslado hasta bastantes minutos después de que la Virgen se posara de nuevo en el Santuario a eso de las 2:30 h.
La conclusión general es que las luces de la Virgen, la que emanaba la propia imagen como la que fue reflejando durante toda la jornada, aclaró cualquier atisbo de sombra, que las hubo…
La Hermandad aprobó con nota el reto que se le presentaba con esta procesión extraordinaria que por fechas se quedaba un poco lejos del día conmemorado (el 3 de junio) y muy cerca de la tradicional procesión del 15 de agosto. No obstante debería tomar apuntes para limar algunos aspectos, sobre todo de la previa, para que no haya preguntas del tipo ¿ah, pero hoy sale la Virgen?. El lunar de todos los fastos, en mi opinión, ha estado en la comunicación optando por un modelo tardío, de poco alcance y sobre todo en la creencia – sobre todo por parte de los más jóvenes- que las redes sociales todo lo alcanza. Precisamente fue una pseudopolémica acerca de los adornos en las calles del recorrido la que provocó un mayor impacto. Precisamente los adornos y el trabajo de jóvenes y devotos en ese aspecto ha sido el mejor heraldo y pregonero de lo que estaba por acontecer. Aunque siempre hay quien no se entera ni ante las evidencias. Todavía el miércoles 11 de junio había quien pensaba que aquello estaba montado para recibir a la Hermandad del Rocío…
El triduo preparatorio podía darnos una idea de cómo iba a ser la jornada del 14 de junio. Aires de Novena, sin serla, muchos fieles y devotos, pero sin alcanzar niveles agosteños. Sobresaliente la idea de invitar a tres sacerdotes alcalareños para hablar de la Virgen. Tanto D. Francisco, D. Florencio como D. Adrián estuvieron a una gran altura en sus homilías especialmente este último que abría el triduo.
El santuario se presentaba como si fueran los tres últimos días de Novena. El paso con un exquisito y precioso exorno floral y por primera vez con el nuevo retablo como telón de fondo. La Virgen se presentó especialmente hermosa destacando la nueva toca de sobre manto realizada por Jesús Castizo y donada por un grupo de devotos. El manto de salida, una joya del bordado alcalareño del taller de Esperanza Elena Caro, ha sido restaurado para la ocasión por José Antonio Grande de León devolviéndole su esplendor. La Virgen también vistió saya, rostrillo y túnica del mismo taller de Caro estrenado en 1985 y que lució en la Coronación. Además, la Santísima Virgen iba profusamente enjoyada con muchas de las ofrendas realizadas por instituciones y devotos. Así en el triduo recibió presentes de las hermandades de Jesús Nazareno y Borriquita o Asociación de la Divina Pastora entre otras, que se le fueron poniendo.
Así se llegó a la víspera dónde la Hermandad trabajó a destajo para el esfuerzo logístico y organizativo de celebrar una solemne eucaristía en La Plazuela que era el eje central para el que estaba diseñado la jornada, con dos traslados y una procesión.
La primera luz: El traslado de la mañana
A las siete y media de la mañana ya había gente en los alrededores del Santuario. En su mayoría costaleros. Hasta 75 compusieron la cuadrilla extraordinaria al mando de Alejandro Navarro y su equipo, que se estrenaba como capataz de la Virgen nombrado por la Hermandad. A las 8 algunos cohetes y el repicar de las campanas anunciaba la inminente salida de la Virgen. Un escueto cortejo donde se llevaban principalmente las insignias salió rápidamente y dio paso a la salida de la Virgen. Sobria y sin aparente dificultad. Esta primera parte sin acompañamiento musical de banda alguna ofreció imágenes de gran belleza. Si bien estamos acostumbrados en la mañana del 15 de agosto, una vez que la Virgen comenzó a bajar la cuesta de Santa María y recibió las primeras luces de la mañana los fotógrafos comenzaron a afanarse en recoger esa hermosura tan poco vista. La Virgen, como una madre que va recogiendo a sus hijos, fue concentrando según iba bajando a los fieles que se iban acercando y que decidieron no madrugar en demasía. El ambiente era de recogimiento, murmullos rotos por el repicar de las campanas de Santiago. Ahí se incorpora la escolanía María Santísima de la Trinidad y comienzan sus cantos. Primer acompañamiento. Lo que sí es seguro es que va a hacer calor y se busca la sombra con insistencia.
La Hermandad de Jesús recibe a la Virgen con estandarte y varas y un altar dedicado en las puertas de su casa de hermandad. Siguen llegando devotos y antes de llegar a la Plaza del Cabildo el cantaor alcalareño Jesús Ponce dedica una preciosa soleá a la Virgen que arranca los primeros aplausos y los primeros vivas. El ambiente se va caldeando y no solo por la temperatura. En El Paraíso un grupo de personas, algunas en silla de ruedas, pide entre lágrimas que la Virgen se quede un poquito más. Vuelta eterna y el paso queda arriado. Momentos de extrema emoción. Los fieles de la Virgen siguen acompañando el abanico en ristre. En la calle Pérez Galdós una nueva ofrenda cantada. Repique de la campana de la casa de la Virgen del Dulce Nombre, adornos, y los primeros acordes del coro que da el relevo a la escolanía nos transporta por un momento al tercer sábado de mayo. De nuevo vivas y petalás. La Virgen avanza.
En San Sebastián repiques de la espadaña y a su espalda la Hermandad de la Amargura también dedica un altar efímero a la Patrona de Alcalá. Sigue estando muy acompañada pero el sol marca la frontera dónde se puede o no estar. Agolpamiento en la sombra. Nadie quiere asarse sin motivo. La Hermandad del Cautivo recibe a la Virgen a las puertas de su casa. Ahí se produce un nuevo relevo musical y es la escolanía de María Auxiliadora la que pone sus cantos. Junto a ti, María, como niños queremos estar… bulla en la bajada de Salesiano Torrero y el trocito de la calle Mairena hasta la callejuela repleta de público. Bulla delante del paso.
Al rosario, que se comenzó a rezar casi en el castillo, le quedan las letanías que se rezan ante las puertas cerradas del Santo Entierro. El que la lleva la entiende, pero que se lo expliquen a los demás o a los que no entendemos nada. Con 6 minutos de antelación sobre el horario previsto, la Virgen, llamada Auxilio de los Cristianos o Águila de Alcalá, coronada doblemente por sus hijos se mira como en un espejo. Antes hay oración ante los titulares de la Hermandad del Rosario. La Virgen, Águila alcalareña, salva los escalones del presbiterio quedando el pueblo Rendido a sus Plantas.
La segunda luz: El traslado de la tarde
Alrededor de las siete de la tarde el calor es intenso y la callejuela del Carmen está casi desierta. Solo los músicos de la Agrupación Santísimo Cristo de la Bondad saben que van a vivir un momento realmente extraordinario. La Hermandad, consciente o no, retrasa con tino la salida. En este ratito se van acercando más fieles y cofrades que quieren vivir este histórico acontecimiento. El capataz, también miembro de la Junta, tiene mucho que ver en que esto se vaya a vivir. No hay que adaptar nada. La banda toca y el paso anda al compás. Y así, alrededor de las 19:30, la luz de la Virgen con la calidez de un sol todavía robusto en lo alto estalla al asomarse de nuevo a la puerta de la capilla salesiana. Luz de 24 de mayo. Y ahí suenan los acordes rotundos de la Bondad. Himno nacional y Reina y Protectora. El repertorio está escogido y la calle Mairena es testigo de estos momentos que quedarán siempre para el recuerdo. Al final, giro hacia La Plazuela y se acaba tal y como empezó. Enorme satisfacción en la banda que esperarán para poner los sones, como siempre, delante de la cruz alzada de la Hermandad. La Virgen sube los escalones en la parte baja de La Plazuela. A pesar del esfuerzo todo está ensayado y previsto así que rápidamente el paso de la Virgen toma por el lado derecho y se pone junto al monumento que ha sido remozado, sobretodo la imagen de la Virgen, pero al que le sigue faltando prestancia y presencia, algo a corregir más pronto que tarde. Y a eso de las ocho y cuarto el paso de la Virgen está en el lugar previsto mientras que poco a poco se cubren las sillas de La Plazuela.
Tercera luz: La Solemne Pontifical
En palabras de los miembros más veterano de la Hermandad, la celebración de la eucaristía suponía el mayor esfuerzo logístico y era el momento de mayor incertidumbre. Es innegable la valentía y que este espacio se ha reconvertido en el epicentro físico y social de la ciudad. Sin embargo la configuración actual de La Plazuela es de todo menos cómoda para la organización de un evento de estas características. La Hermandad del Águila apostó fuerte y gracias a la colaboración del Ayuntamiento y de los comercios de la zona fue posible una ceremonia concurrida y por momentos brillante. Se terminaron de ocupar las más de mil sillas y muchos alcalareños vivieron de pie en los alrededores la ceremonia que pudo seguirse además por dos grandes pantallas. Gran trabajo, todo hay que decirlo de RC Group en lo concerniente al montaje. Pero no nos engañemos, a pesar del éxito sigue sin ser un sitio adecuado para hacer misas.
Todos los párrocos decidieron suspender las misas vespertinas en sus respectivas parroquias, o al menos eso nos habían dicho. Curioso por tanto que a la misma hora de la Pontifical se estuviera celebrando misa en San Sebastián que unos minutos antes había servido como sacristía para el templo al aire libre de La Plazuela. Don Ramón Valdivia es un valor seguro. Su sencillez llama enseguida a la simpatía y el cariño. La homilía relacionada con la festividad de la la Santísima Trinidad recordó el acontecimiento de la Coronación y tras un hermoso desarrollo exhortó a los fieles a que “pidamos el don de la fe, la virtud de la esperanza y que a través de nosotros, de nuestra pequeñez, podamos ser hombres y mujeres amables, hombres y mujeres que se dejen amar por Dios…”. Entre tanto el sol fue bajando e iba matizando la luz de la tarde a la primera penumbra de la noche casi llegadas las diez. Una luz más acostumbrada en la Virgen. Pero lo inusual del lugar y el espacio la hicieron más hermosa si cabe. Una brisa alivió levemente el calor pesado de la jornada e hizo que los fieles se fuesen arremolinando en los alrededores de La Plazuela.
Muy sentidas las palabras del Hermano Mayor que dio las gracias por todo lo que se estaba viviendo, terminando con las palabras del himno de la Coronación “eres río castillo y pinar, eres Madre de Dios y de los hombres, por Patrona te aclama Alcalá…¡Viva la Virgen del Águila!” contestado por un viva rotundo y un aplauso de los presentes. Acabada la Solemne Pontifical, las fotos de rigor y todo preparado para la procesión de regreso.

Cuarta luz. La procesión triunfal
Prácticamente todas las hermandades de Alcalá más algunas invitadas de la comarca ya estaban preparadas cuando la Virgen de nuevo bajaba de la altura de La Plazuela. La Agrupación de la Bondad ocupaba su sitio delante de la Cruz alzada y comenzó a discurrir por una calle la mina prácticamente desierta. No era día de largas esperas. Era día de acompañar. La Plazuela estaba maciza mientras el equipo de logística despejó el carril central para el discurrir de la Virgen. La banda de Alcalá se incorporó tras la Virgen desde la calle Mairena y comenzaron a asomar las marchas habituales. Todo era arremolinamiento en torno a la Virgen. Los vivas y alabanzas se sucedían y en el primer tramo se pudo discurrir sin demasiadas apreturas. En sentido contrario a la procesión del 15 de agosto la calle Nuestra Señora del Águila era todo fiesta al paso de la Virgen. El Consejo preparó un balcón dedicado a la Virgen y ahí se retiró la representación institucional aunque los miembros de la permanente se incorporaron casi de inmediato al acompañamiento popular de la Patrona. Se sucedieron las petaladas, los vítores y las salvas de cohetería. Momento muy emotivo para el capataz el paso por la Residencia de La Milagrosa donde pidió el esfuerzo de la levanta por los abuelos y por su madre, usuaria del centro.
En la plaza del Duque se da por finalizada la representación oficial. La Alcaldesa ofrece un ramo de flores. Siguen las petaladas y las salvas de cohetería. La del Ayuntamiento es excesiva y hasta peligrosa. Pero se pasa sin mayores consecuencias que lo anecdótico. Se dejan atrás a las representaciones de las hermandades. Solo llegará al santuario la hermandad de Jesús como cada 15 de agosto. A partir de aquí será la Virgen y el pueblo arremolinado. Y cuando dejamos atrás la jornada del 14 de junio y nos adentramos en el domingo 15, la Virgen regresa a su barrio tomando por la calle Ancha (San Fernando), como aquella gloriosa mañana del 4 de junio. El primer tramo se hace a un buen ritmo al girar hacia la Avenida del Águila, sorteando una pancarta que señala a la Virgen como reina, patrona y castillera, llega el mayor de los esfuerzos. Poco se habla de lo empinado de la cuesta. Así se llega a las puertas del centro de San Miguel. La otrora parroquia del arrabal del Castillo es hoy un centro cultural donde desarrollan su actividad entre otros el coro de San Miguel, compuesto en su mayoría por vecinos del barrio. Allí ofrecen una plegaria cantada; no sé si por bulerías, rumbas o cual es el soniquete, pero que deja a todos boquiabierto por lo hermoso y auténtico. El momento estalla con más vivas a la Virgen y con la certeza de haber vivido un momento único y que cada vez falta menos.
El último tramo se hace con celeridad, sabiendo que no hay lugar al retraso. Dando estampas preciosas con la Virgen subiendo y la fortaleza a su espalda. Ella que apareció en algún torreón, que conoce la historia al completo de lo que fue alcázar, villa y fortaleza emerge entre los cientos de fieles que la acompañan y sube como Águila que remonta el vuelo. Una vez en la puerta del Santuario no hay distinción entre junio y agosto. La vuelta a los sones de su marcha cuando las campanas han dejado de repicar anunciando a los cuatro vientos que la Virgen llegó a su casa, a la casa de todos. Un último esfuerzo para la cuadrilla que ha hecho un trabajo excepcional durante la larga jornada. Y el epílogo. La marcha que contiene la hermosa plegaria de la Virgen que da lugar a más vivas, entre sollozos, caras de cansancio pero mucha satisfacción por el deber cumplido.
Se cierra aquí otro capítulo para la extensa y centenaria devoción a la Virgen del Águila. Los que peinamos cana hemos podido comprobar cómo se va transformando, evolucionando las maneras de querer y expresar el amor a nuestra Patrona, pero sin que Ella deje de ser nunca el centro de todo. Ahora queda otro capítulo, la Novena itinerante. Ahí de nuevo la Virgen del Águila extenderá sus alas en vuelo para acaparar cada rincón de nuestra ciudad. Esa será otra historia.
