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Vicente Romero pronunció la VI Exaltación a la Eucaristía

El pasado sábado 7 de junio, en el Monasterio de Santa Clara, sede de la Antigua y Franciscana Sección alcalareña de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española, organizadora del acto, tuvo lugar la VI Exaltación Eucaristíca de Alcalá, disertación realizada por Vicente Romero Gutiérrez, Académico de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, y actual Hermano Mayor de la Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Se trata sin duda del pregón más profundo que puede hacer un cristiano. No es un pregón al uso, al estilo de los que se dan en Semana Santa, sino que es una exaltación donde hay mucha más profundidad teológica y menos lucimiento literario. Vicente Romero, realizó un pregón muy completo, pues en cuarenta y cinco minutos desgranó el significado que tiene para los cristianos la presencia Real de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía, con gran carga teológica, pero también histórica y literaria, consiguiendo el aplauso unánime de todos los asistentes.

La Presidencia del acto, situada a ambos lados del Sagrario, dando prevalencia al Señor Sacramentado, estuvo compuesta por el Capellán del Convento, Rvdo. P. D. Alfonso Conejo Redondo, S.D.B., el Concejal Delegado de Fiestas Mayores del Excmo. Ayuntamiento, Enrique Pavón Benítez; el Presidente electo del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, del cual ha sido Secretario, Antonio Rivas Durán; el Presidente del Consejo Diocesano de Sevilla de la Adoración Nocturna Española, Rafael Corrales Ruiz; el Presidente de la Antigua y Franciscana Sección Alcalareña, Juan Jorge García García, y el Vicepresidente de la misma, José Antonio López Martínez.

En el camarín del Altar Mayor presidía la Sagrada Imagen de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, co-Patrona de la Orden Franciscana y de la Sección Alcalareña, recientemente bendecida por el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Santiago Gómez Sierra, Obispo Auxiliar de Sevilla.

Comenzó el acto con el canto “Pan Vivo”, por parte de la Comunidad de Hermanas Clarisas. Seguidamente tomó la palabra el Presidente de la Sección para incidir brevemente en la importancia de la festividad del Santísimo Corpus Christi, y en el acierto de volver este año a recuperar la Procesión por la tarde, como durante siglos se hizo en Alcalá, tradición que se ha alterado durante los últimos veintidós años, manifestando, además, el compromiso de la Adoración Nocturna a contribuir al máximo al esplendor de la misma.

Tras las bellas notas del canto “Cerca de Ti, Señor”, fue el profesor Javier Jiménez Rodríguez el encargado de presentar al Exaltador, haciendo con acertadas palabras un recorrido por la biografía de Romero Gutiérrez, así como su trayectoria profesional y sobre todo, en el mundo de las Hermandades alcalareñas, así como por algunas de las obras por él escritas sobre la historia y tradiciones de nuestro pueblo.

Siguió el canto “Oh Buen Jesús”, para dar paso a la Exaltación propiamente dicha, en la que el pregonero ensalzó primero el dogma de fe de la Eucaristía, haciendo un recorrido histórico, para pasar después a hablar de la importancia que dicha fiesta fue adquiriendo con el tiempo en el mundo católico en general, y en Alcalá en particular. El exaltador fue intercalando entre ambas partes algunos poemas, de marcado carácter eucarístico.

En la primera parte, más doctrinal-teológica, describió y sustanció el acontecimiento trascendente que para los cristianos y para la Iglesia Universal significa que Cristo resucita y no solo se queda con nosotros, sino que se nos ofrece en alimento corpóreo y espiritual. Sin duda, para los cristianos tiene una importancia capital la integración de Dios en la materia a beneficio del hombre.

En la segunda parte, más histórica, Vicente Romero realizó un recorrido por el Corpus en Alcalá desde sus inicios en el siglo XIII hasta nuestros días. En aquellos remotos años,  cuando la Iglesia Mayor de la ciudad era la de Santa María del Águila, la Hermandad del Corpus Cristi de Santa María, posiblemente la más antigua de Alcalá, organizaba la procesión del Corpus. Y luego fue documentando su traslado a la Parroquia de Santiago, a la Sacramental de Santiago,  que posteriormente se fusionó con la de Jesús Nazareno, que es hoy día la que organiza la procesión del Corpus.

La tercera parte se centró en la procesión del Corpus, que este año regresa nuevamente a la tarde. Alcalá logró en el siglo XVIII, mediante un Decreto del Arzobispado el privilegio de realizar la  procesión en horario vespertino, debido a la importancia de la industria panadera que disminuía la participación de la población por la mañana, convirtiéndose  en una de las tardes más importantes no solo del calendario litúrgico, sino de toda la ciudad, que salía masivamente a la calle. Recordó que se convirtió en una tarde tan festiva como el 15 de agosto, pero con solemnidad de Jueves Santo, con toda Alcalá en la calle.  Esto se perdió en el año 1992, cuando se adaptó la fiesta litúrgica a la fiesta laboral, trasladándose entonces en Alcalá la procesión del Corpus de la tarde del jueves a la mañana del domingo. Esto resultó inadecuado haciéndole perder el sentido de Fiesta popular que pretendió la Iglesia desde que instituyo la Fiesta en el siglo XIII. Pese a los grandes esfuerzos que hizo la Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Nazareno y todas las hermandades alcalareñas, por su presencia, montaje de altares, magnificencia de  la procesión, etc., la participación popular seguía siendo escasa. Seguramente, con la vuelta a la tarde,  Alcalá volverá a recuperar la participación masiva en la Procesión Eucarística, en la que se reconoce el Cuerpo mismo de Cristo.

Acabó su pregón con un romance al Corpus, realmente bellísimo, integrando en bella poesía la Fiesta litúrgica principal de la Iglesia, con las propias raíces alcalareñas.

Finalmente, por el Presidente de la Sección le fue impuesta la medalla de la misma, reconociéndolo como adorador, acabando toda la concurrencia vuelta al Sagrario para cantar el conocido himno eucarístico “Cantemos al Amor de los Amores”, pasando después a firmar en el Libro de Honor de la Archicofradía.

En definitiva, un Pregón brillante, ajustado, histórico, ameno, con pinceladas poéticas, que fue, como se esperaba, muy valorado por la concurrencia.