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Los diez octubres de la recuperación del culto a la Virgen del Rosario de Santiago

La Agrupación Parroquial de la Divina Misericordia ha escrito en la última década uno de los comienzos más prolíficos en las historias de las cofradías, y es que, desde que recuperara el culto a Nuestra Señora la Virgen del Rosario hace diez octubres  -octubre 2004-, la cofradía ha vivido una revolución total no solo en su forma y definición -atendiendo al doble carácter penitencial que atesora-, sino en la presencia en el mundo cofrade alcalareño e incluso en la propia evolución de algo que comenzó cuasi como un juego de niños, para algunos, y que hoy se ha convertido en todo un referente para aquellos grupos que pierden el norte con facilidad a la hora de seguir el camino correcto en pro de fomentar la devoción a una imagen.

En 2004 un grupo de jóvenes cofrades -de esos que hoy día podemos ver en cada procesión, cuidando y queriendo a nuestra Semana Santa- y habituales feligreses de la Parroquia de Santiago recuperaban los cultos en honor de Nuestra Señora del Rosario. Un triduo y una función fueron el punto de inicio para todo. La Virgen en el altar, con un montaje sencillo, como siempre ha caracterizado a la cofradía, pero con esmero, así se ponía una primera piedra de una segunda parte de una historia que se vio desprovista de continuidad en tiempos pretéritos.

En 2005, el primer culto externo

Un año más tarde, en octubre de 2005, la Virgen realizaba el primero de varios rosarios con la talla mariana en los que se hizo habitual la visita de la Virgen del Rosario a la Patrona de Alcalá. Así se iniciaban los actos externos en honor del Rosario de Santiago. Este rosario se vería afectado por diversos cambios a lo largo de los años, ya que si bien el primero se hizo a horas muy tempranas y en octubre, después se trasladaría a un horario menos intempestivo e incluso, una vez instaurada la procesión en 2006, se llegaría a celebrar el 1 de mayo, en lugar de en el mes del Rosario.

Primer Rosario de la Aurora (octubre de 2005) al Santuario del Águila

El punto de inflexión, octubre de 2006

Sin duda alguna, 2006 fue el año en el que todo empezaba a coger fuerza y la historia invitaba a soñar. Según reconoce la propia cofradía, tras más de un siglo la Virgen del Rosario salía en solitario a la calle para procesionar. Desde aquí y hasta nuestros días lo que conocemos no es más que el reflejo del pasado pero con una evolución digna de alabanza, y es que la agrupación ha sido capaz de engrandecer no solo su patrimonio material -saya y manto bordados, enriquecimiento del paso de la Virgen o la mejora y enriquecimiento del ajuar de la Virgen- sino el devocional con las imágenes del Señor de la Divina Misericordia y la Virgen de la Trinidad, un hecho que quizás dieran para otro artículo.

Hoy día, y diez octubres después, nos encontramos con una agrupación parroquial madura, que sabe lo que ha de hacer en cada momento, que más pronto que tarde lucirá el título de hermandad, cuya presencia en octubre es más que notable y que ha sabido asentarse con un sello propio y huyendo de artificios impropios de la corporación. Tenemos ante nosotros una de las procesiones con uno de los recorridos más bonitos de cuantos pueda haber en nuestra Semana Santa, con ese transcurrir por Coracha, Alcalá y Orti o José Lafita, y con un repertorio musical de esos que muchos definirían como “de babero”.

A continuación le dejamos con un montaje comparativo de las procesiones de la Virgen del Rosario desde octubre de 2006 y hasta 2011, demostración clara y certera de cuánto ha sido capaz de hacer a lo largo de estos años, y lo mejor, lo que aún será capaz de conseguir.