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La Adoración Nocturna de Alcalá celebra su VII Exaltación Eucarística

Alcalá celebró su VII Exaltación Eucarística, en el incomparable marco de la Iglesia conventual de Santa Clara. Como ya es tradición, la Antigua y Franciscana Sección alcalareña de la Adoración Nocturna Española, ha organizado este pregón de la Eucaristía como pórtico común a todos los cultos sacramentales que realizan las hermandades alcalareñas. En esta ocasión, el alcalareño José Manuel Medina Picazo, ha sido el pregonero, despertando emociones con su pregón de Amor a Jesús Sacramentado: sonrisas complacientes con recuerdos de la niñez, añoranza de tradiciones, formas de vida, establecimientos y personas que se fueron, lágrimas de emoción con sus bellos poemas. Y todo el pregón unido por lo que sería su columna vertebral: Jesús siempre con nosotros.

Comenzó el acto con las Hermanas Clarisas cantando desde el Coro, el bello canto “Pan Vivo”. Salieron de la Sacristía y tomaron asiento los miembros de la presidencia: Padre Salesiano D. Valentín Fuentes, capellán del convento y vicario de la Casa Salesiana; Juan Jorge García, presidente de la Sección Adoradora; Enrique Pavón, concejal-Delegado de Fiestas Mayores; Antonio Rivas,  presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías; José Antonio López y Emilio Escamilla, vicepresidente y secretario, respectivamente, de la Sección alcalareña de la Adoración Nocturna Española. Presidía el acto, en el centro, desde el Sagrario, Jesús Sacramentado.

A continuación el vicepresidente de la Sección Adoradora, realizó las palabras de apertura. Seguidamente las monjas cantaron “Cerca de ti”. Juan Jorge García procedió, a petición del pregonero, a realizar su presentación; tras lo cual las Hermanas Pobres de Santa Clara cantaron “Oh buen Jesús”.

Seguidamente, tomó la palabra el pregonero y no podía comenzar mejor su pregón: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.” “Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos y te adoramos, siempre te adoramos en el Santísimo Sacramento del Altar.”

Puesto que se trata de la Exaltación Eucarística de Alcalá de Guadaíra, inició su pregón con un prefacio, que nos pondría en el marco espacial donde se desarrollarán para los alcalareños su relación con Dios. Y lo hizo de un modo muy original,  parafraseando la lectura del Libro del Génesis y aplicándolo a Alcalá:

“A través de un gran surco creó un río con dos orillas, que fue cruzando Al-qal-at, donde confluirían multitud de arroyos como los de Maestre y el de la “Armá” en cuyas márgenes crecerían juncias, juncos y romero. Y Dios, asimismo, a lo árido lo llamó tierra y creó entre el levante y el mediodía una gran vega, con multitud de heredades separadas por padrones como Matallana y Maestre, Marchamorón y Bucaré.”

“Y dijo Dios, que brote sobre la tierra la hierba y los árboles. Y crecieron las espigas, emblema eucarístico del cuerpo de Cristo, que darían miles de fanega de trigo para ser molido en más de 40 molinos dispuestos sobre el río y cuyo trabajo se acompasaría con la suave melodía que produciría el paso de las aguas por las azudas.”

“Y así Dios creó Alcalá, para que se convirtiera por siempre en la tierra de Emmanuel, que significa Dios con nosotros, para que sus habitantes vivieran siempre en torno a la figura del hijo de Dios y que se ofrecieran en cuerpo y alma a su voluntad, a su proyecto y a su plan de amor para esta tierra.”

Como dijo el pregonero: Jesús siempre estuvo en Alcalá y Alcalá siempre estuvo en Jesús. Desde la creación de este santo lugar, que es un capricho que Dios quiso regalarle a la naturaleza, nuestro corazón siempre estuvo impregnado de Jesús. Y lo expresó en el bello poema:

“Jesús siempre con nosotros”

Dios hizo al mundo en seis días

y al séptimo descansó

pero antes de terminar

buscando la perfección,

puso siete maravillas

culmen de su creación.

Y puso un río con dos orillas

que va besando a Alcalá

de la Aceña al Algarrobo,

de San Juan hasta el “Batán”,

y un castillo en la cumbre

con sones de soleá.

La tercera maravilla

para esta tierra santa

fue poner gente sencilla,

puso también unos pinares

que dieran olor a resina

y crecieran en sus sombras

pio burro y campanitas

varitas de San José

amapolas y margaritas

Puso albero y puso cal,

y como culmen divino,

puso por símbolo el pan:

el pan de Resurrección,

el pan de la Santa Misa,

Sacramento del Altar,

El pan de la Profecía,

el pan de la Santa Cena,

pan nuestro de cada día,

pan del cuerpo de Jesús,

el pan de la Eucaristía.

Y viendo Dios esta obra

se retiró a descansar

llegado el séptimo día

llenando su corazón

con orgullo y alegría

y la firme convicción

que Alcalá es tierra de Dios

y es la tierra de María.

Ya estaba delimitado el marco espacial y se centró después el exaltador Eucarístico en el marco temporal de nuestra relación con Jesús. Y también lo hizo de un modo original, pues al ser el Patrón de Alcalá el Apóstol San Mateo Evangelista, detalló los momentos que van marcando el Año Litúrgico, a través de la “Lectura de la primera carta del Apóstol San Mateo a los alcalareños”. En esta carta del apóstol, soñada por los cristianos alcalareños, se manifiesta que el espíritu de Jesús penetrará en todos los hogares de la villa para convertirse en el verdadero faro que guíe a sus vecinos. Y siguiendo estas divinas enseñanzas, generación tras generación, celebrarán todas las efemérides de este pueblo con el único objetivo de dar mayor gloria a Dios.

De ese modo fue detallando los distintos momentos, que quedan marcados en los corazones de los cristianos, pues comienza el año con la celebración de la Epifanía del Señor, donde se conmemora la visita de los Reyes Magos al Niño Jesús, para adorarle. Y en un acto similar al que hicieron los Reyes Magos, multitud de personas siguen adorando al Santísimo Sacramento con el propósito de reconocer que Dios es Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Curiosamente, en la primera fila de la Iglesia conventual asistían al pregón, los Reyes Magos de este año del Señor. Hizo después un repaso a la Fiesta de la Candelaria; a la llegada de la Cuaresma, con el Miércoles de Ceniza para seguir creyendo en el Evangelio, viviendo con profundidad espiritual este período de conversión que nos llevará a Jesucristo. Mostró cómo las hermandades nos acercan a Jesús en besapiés, besamanos, procesiones, vía crucis, cultos y Funciones Principales, donde todo el pueblo cofrade hace pública protestación de fe ante los Santísimos Evangelios. Y mostró lo gratificante que es escuchar a los sacerdotes repetir una y otra vez, diciendo: “el Cuerpo de Cristo” mientras nos acercan la Hostia Consagrada.

Recordó José Manuel que hay tres jueves en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión.

“Jueves Santo, donde se rememora la Santa Cena y la institución de la primera eucaristía, trasladándose el Santísimo Sacramento desde el Altar, donde se ha celebrado la Misa, hasta el Monumento: Altar efímero donde se deposita el copón al tiempo que se canta el Pange Lingua. Jueves Santo de mantilla y de visita de Sagrarios, que según la tradición sirve para recordar, a modo de estaciones, los distintos momentos de la agonía de Jesús en el Huerto de los olivos y su posterior arresto.”

Y pasó a detallarnos el mes glorioso y florido: mayo. “El mes de la Madre de Dios, Mujer Eucarística. El mes de la Virgen María, cuyo vientre se convirtió en el primer Sagrario de la historia porque albergó a Nuestro Señor Jesucristo.”

El mes de las Cruces de Mayo. El mes en el que multitud de alcalareños recibirán su primera comunión. Y habló de Pentecostés y la Santísima Trinidad, y del Corpus: La gran fiesta del cristianismo donde Jesús Sacramentado sale en procesión, en la octava semana después del Domingo de Resurrección.

Y es que: Jesús siempre está con nosotros.

Y el 15 de agosto, “el calendario litúrgico de Alcalá nos llevará hasta las mismísimas plantas de María asunta a los cielos que es proclamada Patrona y Alcaldesa perpetua de esta ciudad.”

“En septiembre, cuando los hombres se preparan para el verdeo, San Mateo volverá un año más a escribir su Evangelio.”

Habló de la conmemoración a los Fieles Difuntos, recordando cómo en el mes de noviembre los recordábamos con la luz de las mariposas encendidas, flotando en el vasito de aceite y la capillita de madera con la Milagrosa, que visitaba los hogares alcalareños.

Y habló de diciembre, el mes de la Esperanza; de la celebración de la Inmaculada Concepción de María, de los nacimientos, que considera auténticos sagrarios populares, ante el que toda la familia hacía pública protestación de fe porque en el centro estaba el Dios de Dios, expuesto para recibir la adoración.

En definitiva: Jesús siempre con nosotros.

Y nos recordó la Nochebuena, la Misa del Gallo a la que acudía la familia para ver nacer al Niño de Dios. Hizo énfasis en la labor fundamental  que tienen los padres de enseñar a rezar a sus hijos, de enseñarles a amar a Dios en familia. Y dijo algo sobre lo que todos deberíamos reflexionar. “El secreto de la vida cristiana es que lleguemos a ser niños en la edad adulta. Que nos presentemos con la humildad de la niñez para adorar a Jesús.”

Considera el pregonero que Dios está presente no solo en nuestros corazones sino en nuestras costumbres y tradiciones populares. Y recordó una saeta de Alcalá, cuyo origen pudo estar en los cantos a Jesús Sacramentado:

Qué bonito está el templo

con las luces encendidas,

mujeres que estáis dentro,

despertad si estáis dormidas

y adorar al Sacramento.

El pregonero no desaprovechó la ocasión para recordarnos la importante labor de los sacerdotes y reconocer, en este que es el Año de la Vida Consagrada, la labor de nuestras monjas, dedicando un bello poema a Las Clarisas.

Y en ese momento centró el pregón en la Institución de la Eucaristía.

“Jesús, la noche en que iba a ser entregado tomó pan, dando gracias lo bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros. Del mismo modo, acabada la cena, tomo el cáliz, dando gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos diciendo: Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.”

“En esta Cena y con estas mismas palabras se instituyó la Eucaristía, que es principal misterio de nuestra fe. Y qué bonito sería que un grupo de cofrades alcalareños se unieran con el objetivo de poder completar nuestra Semana Santa con el Misterio de la Santísima Cena, con el misterio de la Santa Eucaristía.”

“Al Sacramento de la Eucaristía se le debe rendir el máximo culto. La Eucaristía es esperanza y comunión, es reparar con amor, es llevar a Cristo como compañero, es petición, es escuchar la palabra de Dios y también es comunión, pero sobre todo y ante todo es acción de gracias, porque el amor con amor se paga.”

“Por eso la Iglesia conserva con tanta diligencia y amor las Hostias Consagradas, las lleva a los enfermos, invita a la frecuente visita y adoración del Santísimo reservado en el Sagrario, y las lleva en procesión para que el pueblo cristiano dé testimonio público de fe y de veneración al Santísimo Sacramento.”

“Y Alcalá celebra la procesión del Corpus Christi porque siempre se sintió Pueblo de Dios. Una procesión que desde antaño ha marcado la vida de sus vecinos.”

Hizo un repaso de lo que ha significado el Corpus y cómo la ha vivido Alcalá, a la que la Iglesia concedió dispensa especial para que la cofradía del Corpus pudiera procesionar por  la tarde, para que amasadores, sobadores, horneros y repartidores pudiesen presenciar a Jesús Sacramentado hecho pan de vida eterna.

En la actualidad, recuperada la tradición de este pueblo, vuelve a recuperar su esplendor, convirtiéndose en un acontecimiento cada vez más participativo, con multitud de representaciones y la incorporación de los pasitos de la Inmaculada y de Santa Clara. Recordó además que este Año Alcalá estrenará el nuevo paso de la Custodia y animó para que el próximo día 7 de junio vivamos otra procesión del Corpus inolvidable y para que participemos en los cultos sacramentales que organizan nuestras hermandades. También avisó de que este año viviremos una procesión eucarística en San Sebastián, en la octava del Corpus, con motivo del 75 aniversario de la Hermandad de la Amargura, rememorando la procesión del Corpus “chico” que se celebraba en esa misma Parroquia.

Terminó con los agradecimientos, a su presentador, a quien deseó que le bendiga Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, a la Sección alcalareña de la Adoración Nocturna Española por haberle designado pregonero, a los miembros de la presidencia, así como a los numerosos hermanos mayores y representaciones de Hermandades, a los Reyes Magos (primeros adoradores de Jesús y siempre presentes en este acto), a las congregaciones religiosas, y a todos los fieles presentes.

Y finalizó el pregón, nuevamente de una forma original, con un poema, al que añadió unas antífonas, a modo de Salmo Responsorial.

Las Hermanas Clarisas cantaron “El gran convite”. A continuación, como ya es tradición, el presidente de la Sección Adoradora le impuso la medalla de la Sección alcalareña de la Archicofradía de la Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento”. El secretario procedió a la lectura del pergamino de nombramiento de “Adorador honorífico de Jesús Sacramentado”.

Finalizó el acto con todos los asistentes, incluidos los miembros de la presidencia, vueltos hacia el Señor, cantado “Cantemos al Amor de los Amores”.

Fotografías: Andrés Jaenes