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La Adoración Nocturna cierra el ciclo eucarístico de Alcalá

La Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española, ha celebrado sus cultos solemnes anuales en honor de su Divino Titular, el Santísimo Sacramento. Estos han consistido en el Quinario, desde los días 18 al 22, con la Santa Misa, Exposición Mayor, y Bendición de su Divina Majestad; Función Principal de Instituto, el domingo 24, finalizando tras la Santa Misa con la Procesión de Su Divina Majestad por los patios y Claustros del Monasterio de Santa Clara, donde reside en la actualidad la Sección adoradora alcalareña. El colofón lo puso la Bendición con el Señor Sacramentado, antes de la Reserva en el Sagrario.

El viernes 22, además, se añadió la vigilia mensual de junio, por lo que el Santísimo quedó expuesto tras la Santa Misa, continuándose el rito y las oraciones habituales: vísperas, Oficio de Lectura, Santo Rosario, Preces Expiatorias y Completas, rezadas estas últimas conjuntamente con la Comunidad de Hermanas Clarisas, como es costumbre.

Si el Quinario estuvo oficiado y predicado por el Rvdo. P. D. Manuel Ángel Cano Muñoz, que fuera adorador nocturno como Tarsicio (rama juvenil de la Archicofradía) en su ciudad natal de El Toboso, la Función Principal la celebró el Rvdo. D. Rafael Calderón García, Arcipreste de la ciudad y Cura Párroco de San Sebastián, sacerdote que también fue adorador nocturno en su Écija natal.

El domingo 24, solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, se celebró la Solemne Función Principal de Instituto, a las 9:30 de la mañana, con la asistencia del Presidente y Secretario del Consejo Diocesano de Adoración Nocturna de la Archidiócesis de Sevilla, de las Hermanas de la Congregación de las Siervas del Hogar de la Madre, radicadas en el Santuario de la Patrona de la ciudad, Nuestra Señora del Águila coronada, y miembros de diversas Hermandades y Agrupaciones de la localidad. Las Hermanas Clarisas, desde el coro bajo, participaron en la Santa Misa, ocupándose de la parte musical, para lo que eligieron la bella “Misa de Angelis”, así como otros sentidos cánticos eucarísticos para las partes variables, realzando la liturgia con sus armoniosas voces.

El oficiante, en la homilía, comenzó hablando del Antiguo Testamento, para resaltar cómo Juan el Bautista es el último gran Profeta, el que hace en cierta manera de eje de unión entre esa Antigua Alianza y el Nuevo Testamento. Añadió que todo el Antiguo Testamento es como “una preparación” para la llegada de Jesús, y es precisamente Juan, quien lo señala entre los hombres, quien lo bautiza, y lo pone de manifiesto como al verdadero Mesías que el pueblo de Israel estaba esperando. Puso de relieve tres cualidades principales de esta gran figura: la fidelidad a la vocación, el señalar a Cristo y la conversión que insistentemente predicó. Y las relacionó con los adoradores y con todos los fieles presentes pidiéndoles que fueran fieles a la vocación a la que Dios ha llamado a cada uno; que todos señalemos a Cristo en nuestro mundo, que lo hagamos visible con nuestras obras y nuestras actitudes, cada uno en su ambiente; y que no olvidemos que la conversión personal es el primer paso para la verdadera salvación.

Terminada la homilía, y recitado el Credo por toda la asamblea, se realizó la Protestación de Fe, en la forma de delegación o representación, como se hace en otras Instituciones, por ejemplo el Excmo. Cabildo de la Catedral de Sevilla. Para ello el Presidente, en nombre y representación de todos los Adoradores de la sección alcalareña leyó el texto, realizando a continuación el juramento, junto con el Vicepresidente y otros cuatro adoradores. En la fórmula leída, además de declarar la creencia en todos los dogmas, verdades y misterios de nuestra Sacrosanta religión Católica, que se acababan de proclamar en el Credo, se hizo especial hincapié en la “Real y verdadera presencia de Jesucristo en las Sagradas especies del Pan y del Vino”. Igualmente en todos los dogmas y misterios referidos a la Santísima Virgen María: “su Concepción Purísima  desde el primer instante de su ser natural, sin mancha de pecado original; su Maternidad Divina y Virginal; su Asunción a los Cielos en Cuerpo y Alma, desde donde Reina gloriosa junto a la Santísima Trinidad, y su Mediación Universal … como Dispensadora de todas las Gracias”.  Se recalcaba asimismo, la filial obediencia al “Papa y a nuestros Obispos, en Comunión con la Santa Sede”. Y se incluyó un año más, (este fue el undécimo año consecutivo) el voto de “defender el milagro de la vida humana desde el primer instante de la concepción en el vientre materno, hasta que Dios nos llame a su presencia al final del camino, siguiendo las enseñanzas del Magisterio Pontificio”.

En las Preces se incluyeron peticiones por las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras, con un recuerdo especial a las Órdenes y Congregaciones asentadas en la ciudad (Hermanas Clarisas, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Siervas del Hogar de la Madre, Misioneras de Acción Parroquial, Padres Salesianos y Hermanos de San Juan de Dios), así como por el aumento y promoción de la Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento en Alcalá.

Tras la Comunión, se expuso el Santísimo Sacramento en la custodia, mientras se cantaba el bello himno de Santo Tomás de Aquino “Pange lingua” y era incensado el Señor. Se rezó la Estación Mayor y se organizó la Procesión, que, encabezaba la bandera de la Archicofradía Sacramental, seguida de los fieles portando velas encendidas, y finalizando con el palio de respeto que cubría la Majestad de Dios, portado sus seis varales, en dos turnos, por miembros de las representaciones asistentes a la Función. La comitiva salió al patio adyacente a la iglesia, para entrar en clausura por la Puerta Reglar (especialmente abierta para la ocasión), donde esperaba la Comunidad de Hermanas Clarisas, que habían preparado allí el primer altar, dedicado a la Santa Cruz, haciendo estación el Santísimo Sacramento. Se siguió por el Claustro grande, hermoso con la luz radiante de la mañana que resaltaba su frondosa vegetación de limoneros y macetas, en el que estaba el segundo altar, presidido por la imagen de Santa Clara, donde se realizó nuevamente estación, recorriéndose el resto del Claustro para salir por la puerta de la calle Nuestra Señora del Águila (donde se quedó la Comunidad de Clarisas), y recorrer por la amplia acera el trozo de la fachada del templo hasta entrar por la puerta principal del mismo. Una vez en el altar mayor, entonado el “Tantum ergo”, y rezadas las oraciones habituales, el Sr. Arcipreste procedió a impartir la bendición con Su Divina Majestad a todos los presentes, en tanto que la bandera de la Sección le era rendida, entre el alegre sonido de las campanillas y el aroma del incienso que era ofrecido en su honor. Tras ello, y proclamadas las trece alabanzas habituales a Dios Uno y Trino, a la Santísima Virgen María, a San José y a Todos los Santos, se reservó el Sacramento en el grandioso Sagrario de plata que preside el retablo mayor del convento, mientras la asamblea cantaba el muy apropiado tema “De rodillas, Señor, ante el Sagrario…”

Así como se inició el ciclo eucarístico en Alcalá de Guadaíra con la Exaltación Eucarística organizada por la Sección de la Adoración Nocturna Española, ahora se cierra el ciclo eucarístico con la Función Principal de Instituto de la Sección de Alcalá de Guadaíra de esta Cofradía Eucarística canónicamente agregada a la Venerable Archicofradía de Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento de la Ciudad de Roma.

Una jornada grande y hermosa para la Sección adoradora alcalareña, y  para todos los fieles que quisieron unirse a ella, compartiendo unos actos que quedarán en la retina y en la memoria de los asistentes por la profundidad de las vivencias experimentadas y por la espiritualidad y belleza de las ceremonias vividas.

Juan Jorge García García