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Domingo de Ramos 2020 | He soñado con el Domingo de Ramos | Por Daniel García

Por Daniel García

Qué raro se me ha hecho levantarme y no trajearme para ir a San Agustín a celebrarlo con mi gente y sobretodo no verles a Ellos… aunque este año, ha venido diferente, porque ni este confinamiento puede, ni debe hacer, que nuestra Fe quede suspendida.

Tendría que estar, como bien he dicho antes, trajeado, subiendo la cuesta que me lleva al cielo de San Agustín para coger mi ramita de olivo y revistiéndome para participar como monaguillo en la Solemne Función de Palmas, pero no, estoy en mi casa, en pijama y con mucho incienso, pendiente a una emisión online de la Eucaristía.

Una mañana que se hace larga, mientras que en la Parroquia de San Agustín todo el tiempo estaría consumiéndose entre visitas de otras hermandades e instituciones, movidas de bancas para la preparación de los tramos… ¡Y ah!, también, se oye cómo se van colocando las vallas en el patio y las cajas de cirios repartiéndose por toda la Iglesia. El Templo va quedando vacío… Y las puertas de San Agustín se van cerrando para que esta tarde se llene de una marea de capirotes rojos.

Pero hay que volver a la realidad. Miro mi cama y no encuentro la faja y mi costal… qué rara se me va hacer la tarde sin poder pasear al Señor que roba corazones… Y aunque es tradición ver la salida de la Borriquita de Sevilla por televisión antes de partir, me va a ser aún más extraño no poder salir de casa vestido de blanco, con una sonrisa de lado a lado y con la medalla de mi Hermandad, e ir llegando a los alrededores de la Parroquia mientras me voy encontrando con capirotes rojos.

No quiero dejar un vacío -aunque ya lo hay- a pesar de todo, y gracias a la tecnología y un grupo de muy buenos hermanos de mi Hermandad, será posible una programación especial por redes sociales con mensajes muy emotivos para nuestros hermanos, intentando llevarles, de alguna manera, el Domingo de Ramos a sus casas.

Estaríamos disfrutando de un día maravilloso, pero este año nos ha sorprendido así. Ya llegarán los abrazos y los besos, como pasa cuando el Domingo de Ramos se acaba. Vamos a dejar que el tiempo pase sin olvidarnos de Ellos, que siempre nos protegen: el Señor de la Bondad y su Madre, la Virgen de la Oliva.

Y nunca me olvidaré de una pregunta que mi amigo Fran Baños me hizo el Lunes Santo de 2019: «Dani, piénsalo… realmente, ¿cuántos Domingos de Ramos vivimos en nuestra vida?» Pues amigo Fran, el de este año, lamentablemente es uno menos como el que desearíamos al lado de Él.

¡Hosanna en las alturas, bendito el que viene en nombre del Señor!